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Como líder del Club, el presidente debe ver con entusiasmo que todas las decisiones tomadas sean ejecutadas. Debe dar ejemplo de buen trato con los miembros, ingenio para resolver los desafíos, debe inspirar a ser dinámico y participativo, debe ser alegre y disciplinado, y siempre buscar la sabiduría de Dios en su liderazgo.
El presidente preside todas las reuniones del club, exceptuando las veces en que llama al vicepresidente u otro miembro de la Directiva para que lo reemplace. Debe valerse de la directiva para iniciar puntualmente las reuniones y seguir un programa bien definido con sus límites de tiempo.
Debe estar supervisando las tareas de los otros miembros de la directiva para que se cumplan en tiempo y forma.
El vicepresidente asiste al presidente en todo lo posible, utilizando su lugar cuando se decida o sea necesario. El presidente debe darle al vicepresidente la oportunidad de adquirir experiencia práctica en el arte de presidir, encomendándole ocasionalmente esta misión en caso de que no haya surgido la necesidad.
Además, debe suplir cualquier reasignación inesperada interinamente hasta que se reponga dicha responsabilidad.
Debe estar pendiente de ayudar al resto de la directiva en lo que sea necesario.
Es responsabilidad del secretario registrar fielmente el acta del club en los formularios especiales. Después de leer el acta anterior durante la sesión, le entregará una copia al director.
Si el director se lo pide, podrá elaborar la hoja de asignaciones del Club para entregarlas con antelación y esperar su aprobación. Debe además tomar la asistencia en cada reunión e informarle al director si algún miembro no asiste a las reuniones con regularidad.
Además, es el encargado de distribuir a todos los miembros el sistema de votaciones y comentarios de los exponentes. El primero debe ser entregado durante la segunda parte de la sesión. Los comentarios y palabras de ánimo deben hacerse llegar a los remitentes esa misma tarde/noche vía mensaje.
A este funcionario le corresponde ver que todos los miembros presenciales tengan su lugar en el salón, así como que se haya publicado el acceso a la sala virtual.
El Sargento es quien sirve de anfitrión para todas las sesiones. Debe disponer de tiempo extra para recibir, saludar y darle la bienvenida a cada uno de los miembros que ingresen física o virtualmente a la sesión.
Debe confirmar dos semanas antes todas las asignaciones de la sesión. Cualquier cambio que se necesite debe avisar inmediatamente al director y sugerir un reemplazo.