Deberes de la Directiva | Inicio | El maestro de ceremonia


El propósito del evaluador es ayudar al disertante. Diríjase al miembro cuya evaluación le corresponde a usted; exhórtelo con sinceridad y ayúdele a superarse. Preocúpese por él con el interés que se adquiere por medio de la oración y  manifiéstese en abierta sinceridad y humildad.

Por lo general, usted sabrá de antemano a quien va a evaluar, de manera que puede orar con antelación acerca de la evaluación. Pídale a Dios que le dé discernimiento y amor para ver cómo puede ayudar a su compañero del club a progresar.

Sea positivo

Tenga cuidado de no convertir la evaluación en una obra despiadada; no despedace el discurso ni al disertante. Más bien sea como un espejo: refleje la impresión que el orador produjo en usted como representante de todo el público. No critique pequeños puntos triviales y sin importancia. Avive su mente y esfuércese por llegar al meollo del problema del orador. Trate de descubrir el defecto principal que debe superar el disertante.

Describa la impresión que tiene este defecto en el público, es decir, explique por qué constituye un problema y vaya a la causa. Por ejemplo, si al disertante le falta contacto visual, trate de establecer por qué. Podría ser resultado del temor. Si usted puede detectar la causa, anime al disertante para que él también la vea y así pueda enfrentarse a ella; no se limite simplemente a criticar el hecho de que le faltó contacto visual. Enfoque en la esencia y piense en cómo ayudar.

Tenga una respuesta

Defina claramente el problema que usted detecta y presente una solución. Sea específico: de consejos concretos y prácticos. A veces es fácil señalar lo que está mal, más como superar el problema es difícil de explicar. Lo mejor es poner la solución, pero aun si no la tiene, de todas maneras presente el problema, pues quizá alguien más pueda ayudar; lo que usted diga podría suscitar comentarios del director o evaluador general.

El dar una evaluación llena de significado, interesante y provechosa constituye una de las tareas más exigentes de todo el programa. A nadie le gusta reconocer sus debilidades. Sin embargo, al evaluador le corresponde ayudar al orador en esto, señalándole los errores que haya cometido y convenciéndolo de que necesita cambiar.

Es igualmente importante descubrir y señalar los puntos fuertes del discursante. Tome en cuenta especialmente su personalidad, sus antecedentes y su preparación en el campo de la oratoria, puesto que le estará hablando directamente al orador, señalándole sus fallas delante del público. Jamás humille a nadie; siempre ayude a todos.

Prepárese de antemano

Lea las instrucciones de los discursos que se entregan en este manual con anticipación para así evaluar si el discursante se adhiere a los puntos mencionados. Cada discurso tiene que cumplir una función específica, la cual se indica en este manual.

A continuación una pauta como ejemplo: